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Extensión y Expansión
La meta de toda práctica de asana es llevarla a cabo desde el núcleo del ser y extenderse dinámicamente hasta la periferia del cuerpo. Al iros estirando, la periferia, a su vez, envía mensajes al núcleo. Debéis hallar vuestro centro desde la cabeza a los talones, y a partir de ese centro debéis extenderos y expandiros longitudinal y latitudinalmente. Si la extensión tiene lugar a partir de la inteligencia cerebral, la expansión lo hace desde la inteligencia del corazón. Al realizar asana, tanto la inteligencia intelectual como la emocional deben encontrarse y trabajar juntas. Extensión es atención, y expansión es percepción consciente. Es aportar atención y percepción consciente a los confines del cuerpo y activar la piel.
Mientras se practica asana es muy importante desarrollar la sensibilidad de la piel. Hay que crear espacio entre la piel y el tejido subyacente de modo que no exista fricción entre ellos. Los tejidos contienen los nervios motores, y la piel contiene los nervios sensoriales. En un asana deben funcionar entendiéndose entre sí a fin de que la inteligencia circule libremente sin interrupción por el cuerpo. Extensión y expansión tienen su origen en el núcleo del propio ser. Cuando la gente se estira, simplemente se estiran "hacia" el punto que intentan alcanzar, pero olvidan extenderse y expandirse "desde" el lugar en el que están. Cuando uno se extiende y expande no sólo se está estirando "hacia", sino que también se está estirando "desde".
El estiramiento debe aportar la sensibilidad y experiencia de estar creando espacio en todas direcciones.
Se estira demasiado cuando se pierde contacto con el propio centro, con el núcleo divino. Cada movimiento debe ser un arte. Es un arte en el que el Sí-mismo es el único espectador.. Mantened la atención interna, no la externa, sin preocuparnos de lo que otros estén viendo, sino de lo que ve el Sí-mismo. No os fijéis en cuanto podéis estirar, sino en realizar correctamente el estiramiento. No os concentréis en hasta dónde queréis llegar sino en llegar en hasta donde sea posible con extensión dinámica.
No hay que estirar más de la cuenta, ni menos. Estirar demasiado y demasiado poco son actitudes erróneas: siempre hay que estirar desde la fuente, el núcleo, la base de cada asana. Ese es el arte de la extensión dinámica. No es el yoga lo que causa lesiones, sino la manera como se practica. En el momento en que el espacio se estrecha significa que está apareciendo la lesión. En el asana correcta no existe estrechamiento, y aunque el cuerpo esté rígido hay que introducir espacio.
Siempre hay que intentar extender y expandir el cuerpo. La extensión y la expansión aportan espacio, y a su vez el espacio aporta libertad. La libertad es precisión, y la precisión es divina. De la libertad del cuerpo proviene la libertad de la mente y luego la libertad suprema. La libertad suprema hacia la que trabaja el Yoga puede percibirse en nuestros propios cuerpos según los miembros desarrollan independencia, flexibilidad y libertad respecto a los miembros contiguos. Sí, la rigidez y tirantes corporal son como llevar una camisa de fuerza o vivir en la cárcel.
El movimiento de la piel proporciona la comprensión del asana. Es necesario sentir la extensión hasta los límites de la piel. La piel es el cerebro del cuerpo, la que cuenta todo lo que sucede en todas partes. La piel, como un espejo, refleja el estado mental, por ello ha de observarse la calidad de la piel en la práctica.
Cuando uno se extiende hasta la piel, también está extendiendo las terminaciones nerviosas. Al extenderlas, estas se abren y así pueden expulsar las impurezas acumuladas. Los nervios se sueltan y se relajan. Uno se siente como si estuviese extendiendo la piel, los músculos e incluso los huesos. Practicad asanas creando espacio en los músculos y la piel para que el cuerpo encaje en el asana. Para conseguirlo, todo el cuerpo debe implicarse. Para extender la parte es necesario extender el todo.
Si el estiramiento es uniforme, por todo el cuerpo, no existirá ningún tipo de tensión. Esto no significa que no hay esfuerzo. El esfuerzo está ahí, pero este tipo de esfuerzo es exultante; no está presente el estrés o la tensión. Interiormente se experimenta un estado de júbilo. Cuando hay tensión, la práctica yóguica pasa a ser puramente física y provoca desequilibrios y juicios erróneos. Uno se siente cansado y rendido, irritado y alterado. Cuando uno deja de tensarse y el cerebro está pasivo, la práctica se convierte en yoga espiritual. Cuando uno se extiende hasta el extremo vive en esa asana y experimenta la alegría de la libertad en dicha asana. Al estirarte siempre debes crear espacio y extenderte desde el centro. La compresión es esclavitud y la expansión es libertad.
La expansión horizontal y la extensión vertical deben sincronizarse para que uno pueda crear extensión en todas direcciones. La libertad en una postura se manifiesta cuando todas las articulaciones están activas. Seamos íntegros en cualquier postura que realicemos y también en todo aquello que hagamos en nuestras vidas. En las posturas es importante estudiar hasta qué punto se extiende nuestra percepción consciente a partir del centro, hasta donde penetra. Nuestra extensión debe ser una acción única llevada a cabo con atención unívoca. De este modo, la energía de nuestro sistema nervioso fluye como el río. Al crear extensión comprueba si la energía fluye sin interrupción. Allí donde crees extensión estarás dirigiéndote hacia el cosmos. Tu energía se extiende hasta los confines de la piel y más allá. Extiende la energía del asana a través de tus extremidades. Permite que el río fluya a través de ti.
La extensión es libertad, y la libertad permite la relajación. Cuando en el asana está presente la relajación, entonces no hay fatiga. No obstante, hay que conocer la diferencia entre relajación y laxitud. En la laxitud hay caos, negligencia y descuido, y por lo tanto el fluir de la energía es errático. En la relajación lo que hay es un ajuste cuidadoso, y por ello la energía es rítmica Mientras se está relajado en el asana, nos movemos hacia fuera y también permanecemos centrados en nuestro núcleo, creando extensión hacia fuera y penetrando interiormente. Eso es lo que quería decir Patañjali cuando dijo en su segundo sutra sobre asana que "se logra la perfección en asana cuando el esfuerzo por realizarla se torna no esfuerzo y se alcanza el ser infinito interior".
B K S Iyengar "Luz sobre la vida"
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