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Entrevista a Prashant Iyengar "Una clase después de clase"

Índice del artículo

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Una "clase" después de clase . Primera parte
ASPECTOS IMPORTANTES EN NUESTRO SISTEMA DE ENSEÑANZA Y PRÁCTICA.

Os presentamos una amplia y muy interesante entrevista de Christine Perre a Prashant Iyengar, hijo de BKS Iyengar, en el Instituto de Yoga Ramamani Iyengar Memorial, en Pune (India) en la que además de Christine Perre, también participaron Cathy Boyer, Corine Biria y Jean-Marie Perre.

Esta entrevista titualada originalmente "A class after a class" (Una clase después de clase") se habla de los distintos aspectos en la práctica del yogas. La entrevista, dada su extensión la hemos dividido en dos partes más un apendice.

 

 

1. La mente debe ser un objeto

 Hoy nos decías: "objetivad la mente". ¿Podrías explicar esta curiosa instrucción?

¿Qué es un objeto? Un objeto es algo que puedes conocer, algo que está frente a ti y lo observas; algo que se convierte en objeto y lo conoces. Por otra parte, el yoga, como todos sabéis, sirve para conocerse a sí mismo, pero ¿cómo podemos conocernos a nosotros mismos? El hecho es que nos identificamos por completo con la mente. Cuando la mente está feliz, somos felices. Cuando la mente esta triste, nos sentimos tristes. Cuando la mente se altera, estamos alterados.
La psicología del yoga nos dice que es la mente la que se altera, es la mente la que se entristece. La filosofía india cree --incluso Patañjali lo afirma-- que el alma no posee naturaleza de dolor, placer, pérdida, ganancia, éxito, fracaso, suerte, desgracia... Todas estas polaridades, estas dualidades, no pertenecen al sí-mismo, no pertenecen al alma; todas son propias de la mente. De esta manera, en nuestra vida cotidiana, en las actividades ordinarias, nos identificamos por completo con la mente, de tal forma que nos convertimos en mente. La filosofía dice, la metafísica dice, que no somos la mente, que la mente es nuestro instrumento. Tú no eres las manos ni las piernas. Dices "mis manos, mis piernas, mi cuerpo, mi cerebro". También dices "mi inteligencia". Igual que dices "mi mente", pero al mismo tiempo te identificas por completo con la mente, como dos personas enamoradas. Si le sucede algo malo a uno de los enamorados, si sufre, el otro también sufre, pues están muy identificados.

De forma similar, entre nosotros y la mente, entre el "yo" y la mente, hay tanto apego e identificación que cualquier cosa que le suceda a la mente nos sucede a nosotros. Y la filosofía nos dice que esto no es cierto. La metafísica nos dice que esto no es cierto. Es tu mente; es uno de los instrumentos que hay dentro de una de las partes de ti mismo. Igual que se dijo que una pierna, una mano o el cerebro son partes de ti -de forma similar, la mente es una parte de ti, distinta como cada uno de tus miembros, igual que el cuerpo es distinto de ti. Ahora bien, si quieres conocer la mente, la única forma es conseguir que sea un objeto. Solo puedes conocer objetos. El sujeto es el que conoce. El sujeto no puede ser algo conocible. No puedes conocer al sujeto. El sujeto es el conocedor. El objeto es lo que se conoce. Por tanto, si quieres conocer la mente, la mente debe ser objetivada y es por esto que, en la psicología del yoga, se recomienda observar el cuerpo, la respiración, y también la mente. Cuando contemplas la mente, tu propia conciencia, de forma natural hay objetivación: la mente resulta objetivada, y si objetivas la mente el resultado del proceso es que se desarrolla un sujeto más profundo.
Supongamos que la mente nº 1 es tu sujeto y con él conoces las cosas --el libro, la mesa, el taburete, las montañas y los ríos. Ahora bien, la mente nº 1 sometida a investigación se vuelve un objeto y una mente más sutil se convierte ahora en sujeto. Llamémosla mente nº 2; ahora el sujeto es la mente nº 2. Pero, cuando conviertes la mente nº 2 en objeto, aparece la mente nº 3. ¿Qué es lo que está sucediendo? Es una interpenetración, como cuando pelas una cebolla --tiene varias capas superpuestas, las puedes quitar y al final solo queda el tallo central. De igual manera, la mente es como la cebolla o el ajo: tienes que quitar las distintas capas y coberturas para alcanzar la esencia. Así es como se objetiviza la mente para que otra mente más sutil aparezca. Esta mente nº 2 se convierte en objeto, después la mente nº 3 es la que se vuelve objeto... y finalmente alcanzas la esencia. Así es como se efectúa el estudio de sí mismo, la comprensión del sí-mismo-esencial --svadhyaya--, es decir, la forma de aproximarse a la esencia del cuerpo. En consecuencia, si deseas avanzar desde la periferia hasta la esencia del cuerpo, hay que apartar la mente corporal y las mentes progresivamente más sutiles --así es como tiene lugar el refinamiento de la conciencia y finalmente, podrás alcanzar la esencia. Por eso, la objetivación de la mente es característico en la psicología del yoga.

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